Yo, el damnificado más importante del mundo
«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión que no se victimiza)
Cuando uno cree que el mesías ya alcanzó el fondo de actos miserables y degradación, nos sorprende con más acciones que pintan su mediocre figura de cuerpo entero.
Nomás por sus macuspanos, el Damnificado VIP que sólo le hizo al cuento de ir a Acapulco para montar uno de los shows más patéticos que ha hecho desde que empezó este circo maldito en el que nos metió, ordenó que sólo el Pejército y la Morena, digo, la Marina, sean quienes se encarguen de distribuir la ayuda humanitaria, prohibiendo expresamente y con todas sus letras que los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil ayuden y donen directamente.
¿Por qué? Porque la ayuda debe distribuirse debidamente empaquetada en cajas que tiene bien grandote el logo de su inútil y corrupta administración, aunque el desgobierno no haya puesto nada del contenido de la caja. Caravanas con sombrero ajeno, que buscan que los damnificados agradezcan al desgobierno las migajas que les da tras dejarlos a su suerte ante un huracán de peligrosidad 5, la máxima que hay en la escala de medición de esos fenómenos.
Además, la gente que perdió todo debe aguantar que vayan la plétora de mantenidos conocidos más como los siervos de la Nación a «censarlos» y comprobar que, efectivamente, el huracán los dejó en la chilla y que por ello deben seguir votando por el partido que ha hundido a Guerrero en la inseguridad, el narco y la miseria. Qué chido, ¿verdad?
Peor aún: gracias a la orden del que se ufana de ser el comandantito Borolas de las fuerzas desarmadas mexicanas, los soldaditos se descararon y también estar jugando a ser asaltantes, como demostró un vergonzoso video en el que un elemento, naco y cleptómano, exige sus pertenencias a personas que ilusamente iban a llevar ayuda humanitaria. Viendo que la cúpula de la SEDENA roba como carrancista, la tropa ahora no quiere desentonar. Se ponen muy bravos con los civiles, pero con los narcos se bajan los calzones por órdenes del comandantito supremo.
Ese mismo Pejército inútil es el que nomás no llega a las zonas donde se le necesita. Presumieron dar ayuda a 16 mil personas en 3 días 3. Albricias, ya nomás les faltan casi un millón de personas más.
Ah, pero la plétora de muertos de hambre en medios y redes al servicio del Iluminado ahora defiende al pobrecito damnificado que realmente importa: la «popularidat» de la Flor más Bella de la Encuesta. En el teatro que hizo en el primer día, la foto del mesías inútil caminando en una brecha lodosa la comparan casi como una proeza digna de Simón Bolívar, cuando es la primera vez que se ensucia las patas en una zona de desastre en lo que va del sexenio.
Peor aún: no ha regresado a Acapulco ni de broma. Ni piensa hacerlo, al menos hasta que le preparen acarreados y un escenario para que monte un teatro, otro, de cómo lo quiere la perrada. Porque la gente de a pie, y más los costeños, le mientan la madre en todos los tonos y colores de la escala musical por su ineptitud y valemadrismo ante su situación.
Del gabinete y sus inútiles, nada hay que agregar. La mocosa babosa de Gobernación maldice la hora en que la sacaron de la Secretaría del Trabajo, donde dormía tan a gusto. La artesanía del Tajín que dice ser secretaria de seguridad, la tal Rosa Icela, no detiene nada ni a nadie en saqueos ni asaltos. Y así por el estilo: es un concierto de estupideces oficiales que se agravan por las decisiones del «estratega» que se hace menso en Palacio Nacional.
Se dice que los mayores miedos del Pejendejo eran que se lo llevara una enfermedad cardíaca antes de acabar su labor de destrucción; a Estados Unidos (mira tú, y tan hociconcito que se pone) y un desastre natural. Su coranzoncito le falló al país; en Estados Unidos no lo bajan de idiota, y el desastre natural ya lo exhibió en toda su corrupta miseria y pequeñez.
Lo malo es que se ha llevado de corbata la vida de cientos de miles de mexicanos en querer tapar sus errores y no reconocer, jamás, que se equivoca más de lo que acierta. Su manera de minimizar los daños de miles de millones de dólares que hay en Acapulco y los cientos de personas que murieron (que insiste en minimizar) son la mejor prueba de ello.
Ah, pero la culpa es de los medios de comunicación que dicen la verdad de lo que pasa…
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