«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión solidaria con Ciro Gómez Leyva)
El título de esta columneja viene a cuento por un diálogo de la divertida película de animación «Lo que el agua se llevó», de Dreamworks, en la que, al final de la trama, un secuaz que se las da de muy malo pero es tonto y bocón dice que a él no le gustan los finales felices, sino los violentos. En eso, una botella de champaña le da un golpazo que lo saca de escena -el aludido es un ratón-. Su compañero, una rata blanca de laboratorio, torpe pero noble, le pregunta entonces: «¿Ya estás feliz, Marcial?»
Yo lo parafrasearía por: «¿Ya estás feliz, Manuel?» Al humanista macuspano debe alegrarle mucho que alguien de sus fanáticos haya atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva la noche de este jueves. Recuerden que a Pejito le gustan, como a Marcial, los finales violentos.
Ni caso tiene anotar aquí la permanente campaña de odio contra periodistas que todos los días esparce el Iluminado desde su choro de las siete de la mañana. En esta ocasión hay una frasecita que marca la diferencia. Apenas el miércoles, el siempre ocurrente y chistoso mesías había dicho -fíjense el nivel del estadista- que escuchar los programas de radio de Carlos Loret y de Ciro Gómez Leyva era «dañino», porque pueden causar un tumor en el cerebro.
Escuchar su propia voz ya atrofió el suyo, pero eso no es el tema.
El caso es que no hay casualidades. Este jueves, Carlos Loret publicó en su columna de «El Universal» que fue demandado por el «Príncipe del Cash», Pío López Obrador, por haber revelado los videos de ese haragán y de su carnalito Martín recibiendo lana ilegal de parte del gobierno de Chiapas para AMLO vía David León, quien fue el autor de la videobalconeada.
Y a las once de la noche, como en la leyenda de Don Juan Manuel, dos sicarios en moto atentan a balazos directamente contra Ciro Gómez Leyva, salvado por el blindaje de su camioneta.
Da risa la supuesta solidaridad con Ciro de parte de la escoba corcholata que dice gobernar la Ciudad de México estando en permanente campaña, ya que la nena repite palabra por palabra el discurso de odio contra el periodismo crítico que suele escupir su titiritero.
En vía de mientras, ya le hacen al ensarapado dizque investigando quienes fueron los sicarios que intentaron el cirogomezleyvacidio. Por supuesto, primero se va a resolver el asesinato a pedradas de Moctezuma que este caso.
Ah, y como no podía faltar la cereza de estiércol en el fanatismo oficial, salió a escena un tal Fadlala Akabani, quien dice ser secretario de desarrollo económico, o algo así, del desgobierno de la escoba corcholata, y que soltó de su ronco Twitter que el atentado fue causado por «la oligarquía», marca registrada, para que Ciro se victimizara y sugiriera que fue culpa del régimen.
Supongo que con ese nombre tan de terrorista de Estado Islámico, don Fadlala no podía aguantarse las ganas de mostrar su fanatismo asesino.
Contrario a Marcial, a mí me gustan los finales felices, y espero que Ciro Gómez Leyva y todos los periodistas críticos sigan en este plano astral y pegándole donde más le duele a AMLO por mucho tiempo, libres de nuevas agresiones provocadas por el evangélico hipócrita de Palacio.
Y un final más feliz sería que ya se callara el hocico de una buena vez, pues si el periodismo de radio «causa tumor en el cerebro», su vocecita tipluda causa cáncer social y gangrena con amputaciones de país.
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