«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión que es fiel en todo y para todo, no como los flamantes senadores del PRD)
Pues los por los pasillos del Senado iban los personeros del Niño Fidencio de la Corrupción buscando sus tres Joyas del Infinito para dárselas a su mesías y convertirlo así en el Thanos versión chilpachole.
Y por ahí caminaron los representantes del Señor Tlacuache, que carga cachivaches, y para comprarlos suele pregonar: ¡Requiero vendidos, que me aprueben todo, de moral jodidos, que adoren el lodo…! ¡Con tres muertos de hambre, agarro el Senado, les compro el trasero, y muy bien pagado…!
Tres, sólo tres «convencidos» necesitaban para convertir a la secta oficial en la aplanadora del Niño Fidencio, lista para aprobar todas sus ocurrencias, payasadas, imposiciones y tonterías del que se cree faro de toda la sabiduría universal.
A fuerza de buscar encuentras. Y eso fue lo que hallaron los personeros del Niño Fidencio: se les notaba desde lejos la carita de «Quiero más», pues hicieron campaña a favor del partido amarillo bilis que por décadas le dio de tragar a Fidencito, antes de que fuera tan milagrosisísimo que hasta a los narcos perdona y como el Jarabe Loco, ellos salen para delinquir moviendo la cabecita.
Por lo amarillos supieron que estaban listos para los verdes. Y en estos tiempos en que la mediocridad comprada es la mejor vía para encumbrarse en el gobierno que impulsa la ignorancia, el menor esfuerzo, la haraganería y el rascado de dídimos, dando con ello premios que pueden llegar hasta una secretaría de estado (como a la hermosa pareja de Plaza Pésimo, la Rana Mariorené y la marranita Citla, uno en educación y la otra defendiendo a la mujer cuando obtuvo el puesto lamiéndola las patas a Fidencito y nunca ha abogado por ninguna mujer, de la secta o no).
Nadie sabe lo que un oportuno rugido de tripas de un muerto de hambre político puede llegar a conseguir. Miren ustedes a los traidores del día: Araceli Saucedo, tan michoacana como las paletas, las carnitas y las transas de los Cárdenas; y a un José Sabino Herrera, otra mucosidad tabasqueña que podría protagonizar la versión Chontalpa de «Toy Story» como un Woody tiploso -insisto: hay que regalarle el pinche Tabasco a la Mara Salvatrucha; la gente que ese estado suele escupir a la fama pública son nocivos para este país- y quien también presentó su CV de Judas Iscariote de la democracia.
Y así, que entramos a nuestro show «Enchúlame la Aplanadora», en la que con la presencia de la marioneta más obediente del mundo se hizo saber al mundo que dos muertos de hambre dejaron las filas de la oposición para llegar al Shangri La de la transa. Vivas, porras y aplausos para los traidores neomorenistas que ya no sabrán, por ahora, de las estrecheces de la oposición y llegan a recibir su dotación de sobres amarillos y un generoso arcón de productos Arabela.
Hay que decir que los judas no pedieron el humor al ser cuestionados por periodistas y población sobre su graciosa estocada en la espalda de la democracia mexicana, pues estos dos llegaron con bandera de oposición y ahora se pasaron al Lado Oscuro. Nunca perdieron la sonrisa. ¿Cuánto le costó al país verlos tan $onriente$?, y hasta se burlaron de que ya nadie en el PRD puede reclamarles porque el partido murió en las elecciones pasadas al perder el registro.
Eso en parte ayuda a comprender por qué los compraron: son cínicos a nivel de bombas atómicas, una marca registrada de su nueva casa. A este tipo de Homo Cinicus Morenarcum poco le interesa que hasta la Seño X los llamara traidores a la Patria.
Queda una duda en mi alocada cabecita: los Walking Dead del PRD Michoacán se alegraron y festejaron la traición de su judas con cara de artesanía. ¿Por qué? Ella dijo que fue una decisión colectiva. ¿Veremos a todos los perredistas que quedan irse a morenear y a vender caro su amor aventurero, en una traición a los votantes y a la Nación pactada en bola?
Ay, cómo es cruel la incertidumbre. De lo que no queda duda es que los dos traidores de hoy se merecen el mayor repudio que puedan enfrentar en público.
Ya sólo falta un «convencido». Al sonido de las monedas de plata van a brincar varios candidatos.
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