Columnas

Tesla, una gran oportunidad para aprender

«El Derecho a la Ciudad» de Salvador García Espinosa

Desde el momento en que el presidente de México dio a conocer que había recibido una llamada telefónica del multimillonario sudafricano Elon Musk, dueño de Twitter y principal accionista de la compañía automotriz Tesla, y que éste le expresó su deseo de construir una planta en el país, se ha desatado una competencia entre al menos once estados, que están promocionando las ventajas competitivas de su entidad, con la finalidad de ser privilegiados con una inversión estimada en 10 mil millones de dólares.

Elon Musk ha hecho declaraciones controvertidas sobre posibles inversiones, compra o venta de empresas, de hecho, en 2018 fue demandado por la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos, por haber declarado falsamente que había logrado financiamiento para Tesla; este hecho lo obligó a dejar por tres años la presidencia de la empresa. Entre 2021 y 2022 perdió 165 mil millones de dólares por que las acciones de Tesla se desplomaron cuando compró Twitter. Señalo lo anterior, porque no debe olvidarse que Musk es un inversionista cuya estrategia es esencialmente la especulación, para garantizar el incremento de su riqueza, por lo que, desde esta perspectiva, no hay ninguna certeza de la inversión a realizar.    

En el caso de Michoacán, el gobierno del estado está buscando ser el elegido a partir de que se consideren, entre otros aspectos, las ventajas de contar con el puerto marítimo de Lázaro Cárdenas, la generación de electricidad con tecnologías limpias, la disposición de 1 millón de metros cúbicos de agua, la vía férrea que integra al Puerto con Estados Unidos y Canadá. Además, se habla de poco más de 44 mil estudiantes del nivel medio superior y poco más de 27 mil jóvenes que culminaron su formación de nivel superior. Ojalá que todo esto haga que Tesla decida por Michoacán.

Al margen de lo que pueda ocurrir, considero conveniente que se reflexione en torno a varios aspectos, a fin de que se logre el mayor provecho, ya sea para el presente o futuro.

El primer asunto es comprender que se espera que México se vea beneficiado por el denominado nearshoring, término con el cual se refiere a la estrategia con la que una empresa busca mover parte de su producción para estar más cerca del país que consume sus productos. Hay que recordar que, en 2016, cuando Donald Trump ocupó la presidencia de Estados Unidos, decidió emprender una guerra arancelaria contra China, y provocó la reubicación de empresas fuera de Asia. Además, con la pandemia provocada por el coronavirus quedaron en evidencia los efectos provocados por una disrupción en las cadenas de suministro globales, y muchas empresas comenzaron a buscar alternativas para mover su producción en el mundo.

En este contexto, dada la cercanía de México con Estados Unidos, que es el mercado más grande del mundo, se espera la llegada de muchas empresas e industrias a territorio nacional. Tan solo durante el 2022, Nuevo León recibió a 166 empresas de todo el mundo, siendo los primeros lugares de inversión Estados Unidos y China. En otras palabras, si bien Tesla puede ser una de las mayores empresas, se espera que habrá muchos casos que hagan permanente, o al menos más evidente la competencia por captar inversiones.

De forma específica para la rama automotriz, esta se localiza en 20 plantas distribuidas en 11 entidades lidereadas por Guanajuato, Aguascalientes, Puebla, Coahuila, Estado de México, San Luis Potosí, Sonora, Jalisco, Morelos, Nuevo León y Baja California. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) genera cada año un Índice de Competitividad, que reveló que en 2022 la ciudad más competitiva fue Monterrey, de ahí que no es extraño que sea la que se mencione como la primera opción para que Tesla se instale ahí. Le siguen Saltillo, Guadalajara, Querétaro, el Valle de México, Chihuahua y Aguascalientes, como las ciudades más competitivas del país.

Este índice contempla 69 indicadores agrupados en varios subíndices, como: el sistema de derecho confiable y objetivo; manejo sustentable del medio ambiente; sociedad incluyente, preparada y sana; sistema político estable y funcional; gobiernos eficientes y eficaces; mercado de factores eficiente; economía estable; sectores precursores de clase mundial; aprovechamiento de las relaciones internacionales y por último innovación y sofisticación en los sectores económicos.

Lo anterior plantea un escenario que va más allá del asunto de la disponibilidad de agua, como se ha mencionado. Es preciso conjuntar más factores que los de infraestructura o ubicación geográfica. Se requiere generar algo que en economía se denomina economías de aglomeración, porque una industria requiere proveedores y servicios, buscará la cercanía con otras industrias para internalizar costos y disminuir riesgos. A las empresas les interesan los clústeres, algo muy similar a lo que ha ocurrido desde hace más de dos décadas en nuestro estado vecino de Guanajuato. Hay que recordar que en tiempos de Felipe Calderón se anunció la instalación de una planta automotriz, que nunca llegó a Michoacán. La conjunción de factores que evalúa el IMCO debe permitirnos explicar por qué de las más de 100 empresas de capital chino instaladas en México, ninguna se encuentra en Michoacán.

Tenemos un puerto marítimo que comenzó su construcción en 1972, pero que adquiere relevancia mundial con la entrada de China a la organización Mundial de Comercio, en 2001. Lo que hoy conocemos como Arcelor Mittal, comenzó operaciones en 1976 con la empresa paraestatal denominada SICARTSA, la hidroeléctrica entró en funcionamiento en 1964. La ventaja del tendido ferroviario que integra, bajo una misma empresa (Kansas City Southern), el Puerto michoacano con Estados Unidos y Canadá, fue posible a partir de 1996, cuando se privatizó Ferrocarriles de México, durante el gobierno del presidente Ernesto Zedillo. 

Tomando en cuenta los datos anteriores, se quiere evidenciar que los componentes que actualmente se considera que hacen competitivo el territorio Michoacano, han estado presentes desde hace décadas, pero aún no se han logrado integrar con miras a una mayor competitividad. Hoy, la búsqueda de la instalación de la empresa Tesla debe constituir una gran oportunidad para estar preparados con miras al aprovechamiento del nearshoring.

El miércoles 1 de marzo se reunirán los integrantes del Consejo de Tesla, y seguramente habrá noticias al respecto, esperemos que buenas para México. Aunque, no olvidemos que la instalación de una planta industrial como esta requiere de la conjunción y alineación de los intereses federales, estatales y municipales. Sería una lástima que fueran aspectos políticos los que propiciaran la pérdida de la inversión, ya que, sin lugar a duda, algo que busca cualquier empresa de este calado es un ambiente de estabilidad gubernamental que garantice, a largo plazo, la inversión a realizar.

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