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Teleférico en Uruapan, ¿necesario?

El Derecho a la Ciudad

TELEFÉRICO EN URUAPAN, ¿NECESARIO?

Salvador García Espinosa

Desde que en diciembre del 2022 la entonces Jefa de la CDMX, Claudia Sheinbaum, anunció que “en el estado de Michoacán replicará el sistema de movilidad Cablebús”, iniciaron una serie de anuncios y declaraciones en torno a un proyecto para construir un teleférico en la ciudad de Uruapan, como una alternativa de movilidad urbana. Por su relevancia, novedad y, sobre todo, por tratarse de una inversión significativa que supera los 3 mil millones de pesos, obliga al menos a tres reflexiones:

BENEFICIOS

Conviene señalar que, si bien en México constituye una novedad, existen muchas ciudades que ya han construido este tipo de transportes, los modelos más representativos en el ámbito mundial son el Londres en Reino Unido (2012), Ankara en Turquía (2014), Brest en Francia (2016), por mencionar algunos, en América están los casos de Medellín (2004), Bogotá (2018), Cali (2015) y Manizales (2009) en Colombia; La Paz en Bolivia (2014), Santiago de Chile (20016), el de Amazonas en Perú (2017), Santo Domingo en República Dominicana (2018), Rio de Janeiro en Brasil, Caracas en Venezuela (2010) y Guayaqui en Ecuador (2021), Estado de México (2016) y CDMX (2021).

Sus ventajas principales radican en no tener que realizar construcciones de vialidades en zonas ya construidas de la ciudad, evitar el uso de vehículos automotores, lo que disminuye las emisiones de CO2, así como los tiempos de traslado. No hay duda de que resulta un eficiente medio de movilidad, sobre todo en ciudades con una topografía muy accidentada y densamente pobladas.

CIFRAS

Los casos de éxito deben asumirse con precaución y dependen de la capacidad de NO adoptarlos, sino adaptarlos al contexto local. En este contexto, hay que señalar que el caso de Iztapalapa en la CDMX, considerado de éxito, radica en que la densidad es de 170 habitantes por hectárea, lo que explica que lo utilicen 50 mil pasajeros por día. En contraste, en Uruapan la densidad es de 67 habitantes por hectárea, razón por lo que la expectativa de que lo utilicen 18 mil usuarios por día es poco probable, y más bien rondaría los 10 mil usuarios diarios en ambos sentidos. En otras palabras, el ingreso por pasaje, considerando $10 pesos, sería del orden de 65 millones de pesos por año.

Como suele pasar con este tipo de proyectos, las cifras y declaraciones abundan y son tan generales, que la inversión declarada en medios de comunicación oscila entre los 3 mil y los poco más de 3 mil 286 millones de pesos, sin que se aclare si esto ya incluye las adecuaciones viales necesarias, el costo del programa de mejoramiento del transporte público anunciado y estimado en 500 millones de pesos para la renovación de más de 20 kilómetros de vialidades; así como el apoyo ofrecido a transportistas de hasta el 30% para renovar las flotillas vehiculares.

Para dimensionar lo que representa para Uruapan una inversión a realizar en el CableBus o Teleférico, hay que señalar que representa poco más del doble del total de los ingresos presupuestados para el 2024, y que, de acuerdo con la Ley de Ingresos, se estiman en $1,592 millones de pesos. Nada más por recaudación del impuesto predial captan 82 mdp anuales, es decir que la inversión equivale a destinar lo recaudado por este concepto durante 4 años.

Sin duda, se trata de una inversión histórica para Uruapan y, en consecuencia, el beneficio innegable es a través de la generación de empleos directos e indirectos, a través de proveedores, constructores y demás personal ocupado. Además, hay que reconocer que de acuerdo con las declaraciones que, en febrero del presente año, hiciera el Gobernador: “Es una inversión 100 por ciento del estado, no tiene recurso de la Federación, es una obra multianual financiada 100 por ciento con este mecanismo con recursos públicos estatales, no es una obra concesionada, es una obra que operará directamente el gobierno del estado de Michoacán”.

NECESIDAD O JUSTIFICACIÓN

Ahora bien, lo que de fondo ha generado tanta inconformidad entre los habitantes de la ciudad de Uruapan, no son los beneficios que traerá la obra. Es obvio que hay un recurso etiquetado para la obra del teleférico, y sería algo muy grave oponerse a la obra, pues el riesgo es que, al bloquear la viabilidad de la inversión, se pierda el recurso. Así que existen dos posibles explicaciones:

Que alguien haya gestionado al más alto nivel federal el recurso para Uruapan y lamentablemente no consideró las necesidades prioritarias de esta ciudad; pues es obvio que existen al menos tres opciones de mayor beneficio en los que se podría haber invertido el recurso.

El segundo escenario, el más lamentable pero más probable, es que el recurso se gestionó a partir del interés de una empresa en vender sus servicios, y simplemente se eligió Uruapan como seguramente se hará con otras ciudades del país. Como si se tratara de una solución que se pueda aplicar en cualquier ciudad, sin importar sus necesidades.

Es muy distinto ordenar estudios para justificar una obra que se desea hacer, que identificar las obras que una ciudad requiere con base en la planeación urbana. La tendencia mundial es hacia la participación social y la gobernanza, pero en este caso parece que se ignoró, como se ignoró a los habitantes de la ciudad. En conclusión, la pregunta que gravita sobre la sociedad uruapense es: ¿QUIÉN DECIDE POR URUAPAN? Porque al parecer no son quienes día a día arriesgan su capital, trabajo y bienestar por impulsar el desarrollo de esta ciudad tan importante para la economía estatal.

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