«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión que perdió el respeto por Sylvester Stallone)
Ahora que el de por sí desorganizado gobierno federal está aún más revuelto por las renuncias de cientos de mascotas que se van en bufalada a apoyar a su corcholata de preferencia, los que están en el puesto se dan tiempo de seguir dilapidando el dinero con el pretexto de hacerse los simpáticos.
Como en ese departamento, la corcholata favorita no llega ni a salario mínimo en carisma, simpatía, eficiencia, empatía e independencia, pues la nena ha recurrido a la carísima treta de hacer conciertos masivos en el Zócalo, a cuenta del país, para agenciarse el voto de los capitalinos que ni por asomo ponen en duda las intensiones de comprarles la voluntad por parte del Cadáver de la Novia preferida del mesías.
El elenco presentado por Sheinbaum le ha costado millones al país: los muy narcos y muy chairos Tigres del Norte cobraron algo así como 25 millones de capitalistas varos por su presentación de un ratito en la Plaza Mayor (estos socialistas de palabra son una empresa que genera 150 millones de dólares al año, y tienen su sede en Texas, no en Sinaloa o algún otro tranquilo lugar de México). Una tal Rosalía, cantante de quien desconozco obra y existencia, pidió 9 millones de tercermundistas varos mexicas por bailar y cantar en el centro de la antigua Tenochtitlan; un narcogrupo que ahora va en franco declive, el tal Grupo Firme, habría cobrado 3 millones de dólares (64 millones de varos) por ofrecer su soundtrack agropecuario y narco a los capitalinos. Los Fabulosos Cadillacs, grupo argentino de gran historia y canciones, y que fue el último en presentarse en ese escenario, habría cobrado lo mismo que Grupo Firme, aunque la versión oficial es que todos los cantantes son tan buenos y desapegados al dinero maldito que nada vale, que por quedar bien con la chinaca popular y por ser amiguis de piquete de ombligo de la reseca Sheinbaum habrían cobrado una feriecita nomás para los chescos.
La títere está a unos días de «renunciar» al puesto que nunca ejerció, el de Jefa de Gobierno, pero antes nos dejó de recuerdito un espontáneo video en que tres figuras mundiales la «felicitan» por una megaclase de box en el Zócalo el 17 de junio, en el que quieren implantar un nuevo y mamila récord Guiness.
Debió salir más bara que los conciertos, pero de todos modos los poco más de 30 segundos de metraje costaron una lana, como si los hubiera dirigido Steven Spielberg en persona.
Y es que en el video presentado por la mujer que no sabe qué es una crema humectante tiene como estrellas a Sylvester Stallone (no creo que necesite decir quién es), Floyd Mayweather (fantoche y hocicón boxeador gabacho) y Evander Holifield, buen púgil que se le recuerda más por la manera en el que el animal Mike Tyson le cercenó un pedazo de oreja con una mordida durante un encuentro transmitido a todo el mundo.
El bocón y farolón Mayweather no puede hacer nada sin cobrar una generosa cantidad de dinero, y sus saludos en video hechos con mucha güeva cuestan, los más baratitos, entre mil y 7500 dólares. Al Cadáver de la Novia debió cobrarle más, al cabo México paga.
Por más que le busqué, de Evander Holifield no pude encontrar cuánto cuesta por hacer saludos personalizados en video, pero supongamos que es la mitad de Mayweather. Este boxeador está necesitado de lana pues perdió 300 millones de dólares de lo ganado peleando por hacer malas inversiones, así que una lanita extra siempre le cae bien.
Con Stallone la cosa es más cara. Tan sólo verlo en persona cuesta hasta 1250 dólares por persona, y eso no garantiza que el encuentro dure más de unos minutos. Una foto con él la cobra en hasta 845 libras esterlinas, unos 18300 pesos, y hasta 2000 libras (43300 varos) por tomarte un trago con él. Con esa base, imaginen -porque el dato no está disponible- cuánto cobró por sus segunditos «felicitando» a Doña Corcholata.
Entonces, haciendo cuentas con lo investigado, 7500 dólares de Mayweather, 3250 de Holifield y, pongamos, 20 mil de Stallone, dan 30250 dolarucos, casi 518 mil varos por un video de 31 segundos, sin edición ni letreros, resultan en gran negocio para los boxeadores y el icónico actor gringos, que habrían accedido a semejante desfiguro porque son socios y cuates de Carlos Bremer, empresario lambiscón con el régimen y ex integrante del programa Shark Tank.
Para ser tan anticapitalistas, a los miembros de la secta les encanta Estados Unidos y todo lo que genera en la cultura pop. ¿Por qué no eligió Claudia a los boxeadores desconocidos y muertos de hambre de su adorada Cuba para que la «felicitaran»?
Ya puestos a violar todas las leyes, electorales, legales, la Constitución y lo que se ponga enfrente, ¿qué tanto es violar más leyes que prohiben la intervención de extranjeros en los procesos electorales mexicanos?
Total, ya saben que desde el mesías para abajo piensan que es un cuento eso de que la ley es la ley…
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