Columnas

Que la Nación se lo demande

«La Grilla en Rosa» de Fabio  (versión con ansias desacatadoras)

Te pareces tanto a él, que no puedes engañarme. La titina demuestra, una y otra vez, que con ella llegaron todas, pero todas las locuras y tarugadas del narcomesías al que le debe el puesto, tan calcaditas que en esta sólo le faltó rematar con la misma frasecita payasa de su mentor.

Una juez ordenó (no le dijo que si podía, que si era tan buena onda de hacerle caso, que si por favorcito; se lo ordenó) a la titina y al poder de marioneta que representa que bajara la publicación del decreto de reforma judicial ordenada a capricho del peor y más corrupto presidente que este país ha tenido. Pues bien: la titina dijo que no y que valiéndole queso no iba a obedecer ni a bajar nada.

Así, la flamante presidente se limpió su escaso traserito con las leyes que hace menos de un mes juró cumplir, a riesgo de que la atarantada ciudadanía mexicanita se lo demande -que no lo hacen porque andan comiéndose los mocos endiosando a ignorantes de la tele-.

Sólo le faltó decir, igual que su dueño, que «no me vengan con el cuento de que la ley es la ley».

Pues sucede que la ley sí es la ley, y que si llegó a presidente lo es porque su carrera la hizo reptando a los pies y órdenes del macuspano, no por buena gobernante ni por capacidad. Al contrario: al seguir con la misma intransigencia de su creador, desacatando leyes que no le parecen e imponiendo las ilegalidades que les convienen y gustan, su papel se reduce de titina a marioneta completamente descerebrada.

La otra consecuencia es que nos pone derechito en ruta de colisión con Canadá y Estados Unidos. Los gobiernos actuales de esos países están up to the mother del desgoierno pro narco de AMLO y en menos de un mes ya se hartaron de Sheinbaum, y antes que después van a meter en cintura al par de boconcitos que desde hace mucho andan buscándole ruido al chicharrón gringo para hacerse pasar por víctimas «del imperio», muy al estilo de su amada -y detestable- Cuba.

Algo más: con el ejemplo de la titina, nadie se siente obligado a cumplir nada. Si a la presidente le valen madre los mandatos judiciales, que al desobedecerlos la deberían llevar directo al bote sin importar la investidura, el puesto y el fuero, al mexicanito ignorante y bueno para copiar trampas se le da la muestra de qué hacer cuando busquen hacer que cumpla la ley.

Ya de pilón: hasta parece que no está en Estados Unidos el «Mayo» Zambada y su archivo de antecedentes comprometedores para el narcopresidente, que ya les urge cobrar a los gringos, después de ser tan permisivo con cárteles y tráfico de fentanilo.

La presidentita ha violado leyes desde antes de llegar al puesto, y ya picada y en la barra continúa pasándose los mandatos judiciales, leyes y constitución por la partecita nunca visible de su horroroso cuerpecito, igual que su creador.

«Que la Nación me lo demande». El problema es que la Nación se lo demanda y no hace caso porque en la secta se sienten intocables, infalibles y muy inteligentes.

Mientras, la inseguridad y los asesinatos del narco crecen y crecen y crecen y se le juntan muertos a la marioneta, sin que eso le preocupe en lo más absoluto.

Si no le interesaron niños ni pasajeros del Metro, menos estos…

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