«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión a la que nadie invita a ninguna posada)
-Eeeen nombre del cieeeelo, ooos pido posaaaada -cantaba el Señor San José en Belén, a donde había reservado un AirBNB para la temporada de fin de año.
-Sáquense a ondear changos por la cola -les respondieron desde adentro-. Ya tenemos todo ocupado con turistas gabachos que no le tienen miedo a venir a desafiar a la muerte en Mexicum entre narcum y tequila adulterado, y que además pagan en dólares.
-¿Y mi reservación? No se vale que les valga una pura y dos con sal mi calidad de descendiente de Jehová, israelita por fortuna en la que he nacido.
-P’os ni modo. Aquí ya no cabe nadie más, y las gringas ya empezaron a encuerarse porque ya andan borrachas y es algo que no me voy a perder. A’i la vemos, porque la que sigue es la Jenny, la más buenona.
San José y la Virgen María se quedaron helados, tanto figurativa como literalmente, con la respuesta recibida. Afuera había viento helado y no les quedaba de otra que buscar en un hotel ecologista al que había llegado antes.
Otra sorpresa: ya no encontraron el hotel y sus encantadoras cuevas. San José preguntó a un viandante que había sucedido.
-P’os nada: que por órdenes de Pejherodes le dieron chicharrón al sistema de cuevas para que pasara su modernísimo (en tiempos de Don Porfirio) tren que es impulsado con diesel, mulitas y combustóleo, en cuya construcción hicieron un simpatiquísimo ecocidio para mayor gloria de su régimen transformador.
-¡En la torre! ¿Pues que no ve Pejherodes que ese sistema es indispensable para el funcionamiento de la canica azul y de México?
-No lo ven la bola de inútiles que tiene alrededor, menos él, que sólo vive para cumplir caprichos.
-Donde Jesús quiera ser igual de inmaduro y berrinchudo que ese menso, lo pongo en paz con sus buenas nalgadas.
-Pues empiece desde ahora, porque la provincia romana de Mexicum, en serio, ya no aguanta otro sexenium de pendejadum de parte de Pejherodes y su secta.
-¿Y ahora dónde nos vamos para que nazca el Niño? -dijo en voz alta San José-. ¡Ah, ya sé! María, nos vamos a Acapulco, para que el bebé nazca en un clima tropical.
-Uta… -fue la única respuesta de la Virgen.
-¿Qué?
-¿Pues qué no ves las noticias? Acapulco está destruido por el paso del huracán «Otis», que de tan destructivo ya le ofrecieron lugar en el gabinete de Pejherodes. Ahora mismo en Acapulco sólo vas a hallar damnificados desesperados, basura y cifras maquilladas de parte del régimen queriendo minimizar la tragedia- dijo la Virgen.
-¿Entonces? Ni modo que nos quedemos a media calle esperando a que des a luz en una banqueta.
-No muy diferente al sistema de salud de Dinamarca que tienen todo el sexenium prometiendo.
La pareja se quedó cavilando acerca de lo que lo que podrían hacer en ese momento. Otro helado viandante que los vio les dijo que mejor salieran por patas de la provincia.
-¿Por qué nos aconseja semejante cosa, buen hombre? ¿Tiene miedo que los amigos más queridos de Pejherodes, los Narcum, nos den un levantón y hagan del Santo Niño su propia versión de Pancho López y me lo conviertan en sicario antes de llegar a la guardería?
-Peor, Don Pepe: lo pueden tupir con becas del bienestar (pagadas con dinero de la enorme deuda para el país que ha adquirido el pretor) que terminarán por hacer de su hijo un haragán mantenido con resentimiento hacia la gente que avanza a fuerza de estudio y trabajo, pues desde parvilitum los están adoctrinando a ser ignorantes y mediocres con la Nova Schola Mexicanum. ¡Huyan, no dejen que eso le pase! ¡Sálvense ustedes!
La Virgen, San José, el burro, el buey y todo el elenco del Nacimiento salieron despavoridos a buscar refugio en lugares más tranquilos que Mexicum, donde la infancia está condenada a ser ignorante porque el pretor Pejherodes los prefiere tontos para manejarlos a placer.
-Era un buen país…- dijo San José con tristeza.
-Espero que Xochilium nos ayude a rescatarlo- concluyó la Virgen.
Twitter: twitter.com/Fabiocarton
Facebook: facebook.com/LaGrillaEnRosa
Síguenos en:
Facebook/NoticiasEnSintesis
Twitter@NsintesisMich
Ver más opiniones de nuestros columnistas
