Nómadas digitales y la ciudad
«El Derecho a la Ciudad» de Salvador García Espinosa
Como consecuencia de la pandemia nos vimos forzados a realizar actividades laborales y educativas desde casa, y para lograr esto tuvieron un papel fundamental las tecnologías; de la noche a la mañana surgieron diversas plataformas que posibilitaban las videoconferencias, clases y reuniones de trabajo “en línea”. Podemos considerar que fue todo un éxito, y a partir de ese momento resultó común hablar de trabajo en casa (home office), cursos en línea, etc.
De acuerdo con la información derivada de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información de los Hogares (ENDUTIH 2022), del 2020 al 2022 se incrementó en 50% el uso de computadoras para actividades laborales, y el acceso a Internet aumentó a 83%, y permanece la tendencia al alta.
Del mismo modo en el que la casa se convirtió en el lugar de trabajo y escuela, se observaron cambios en la ciudad, algunas compañías vieron la ventaja que representaba el que sus trabajadores no acudieran de forma cotidiana al trabajo, disminuyeron sus áreas de oficina, desocuparon edificios completos que fueron reconvertidos a departamentos. La ciudad ha registrado y evidenciados estos cambios, desde las casas que se adaptaron para mejorar los espacios de trabajo, hasta la reconversión de áreas de oficinas a departamentos.
El proceso que ha posibilitado el uso de la tecnología va más allá del home office, hoy se habla de “nómadas digitales” para definir a las personas que tienen la capacidad de trabajar desde cualquier lugar, siempre y cuando tengan acceso a una conexión a internet. En el mundo se estima que existen 30 millones de nómadas digitales, alrededor de 15 millones de ellos viven en los Estados Unidos y en Latinoamérica, México es líder, seguido por Brasil. Hoy en día puede afirmarse que, de la misma manera que la agricultura y la domesticación de animales permitió pasar a la especie humana de nómadas a sedentarios, hoy en día, la tecnología permite que los individuos puedan volver a ser nómadas.
Los también llamados “trabajadores remotos”, adquieren relevancia por varios aspectos; el primero es el económico. Durante 2021 se estima que tan sólo en la CDMX dejaron una derrama económica de 9 mil 300 millones de pesos, que corresponde a 15 por ciento de los recursos obtenidos por la actividad turística. Tan sólo los permisos a estadounidenses para residir temporalmente en CDMX en 2022 fueron poco más de 9,500, casi el doble de los emitidos durante el 2019, y se estima que son muchos más los que entraron con visas de turista y que les permiten trabajar en México.
Algunos de los aspectos que permiten explicar por qué México es destino importante de los nómadas digitales, sobre todo aquellos que trabajan para empresas extranjeras y cobran en dólares, es obviamente en primera instancia, las ventajas que representa vivir en una ciudad donde los costos sean en pesos y, por lo tanto, les resulte más barato vivir. A manera de ejemplo puede mencionarse que un extranjero gana 4,000 dólares (unos 70,000 pesos) y en la Ciudad de México se pueden encontrar apartamentos grandes por una renta de unos $20,000 pesos (1,000 a 1,500 dólares) mensuales en colonias como Polanco, Colonia Roma o Coyoacán, mientras que, en Washington D.C., un departamento similar costaría 3,000 dólares, aproximadamente. De forma adicional, resulta un atractivo la diversidad cultural, dónde el aspecto culinario es fundamental, lo beneficios que otorga el clima, como es el acceso a las múltiples playas; por último, la disponibilidad de tecnología en telecomunicaciones a bajo costo.
Las ciudades que se han convertido en destinos principales para los “nómadas digitales” son, en primer lugar, la CDMX, seguida de Guadalajara, Monterrey, Puebla, Oaxaca, Mérida, Playa del Carmen, Puerto Vallarta, Oaxaca y San Miguel de Allende. Estimación de Restart, empresa de origen ucraniano con matriz en Alemania que inició operaciones en México en el 2022, hablan de más de 90,000 extranjeros radicando en México, cuyo gasto podría superar los 1,000 millones de dólares.
El impacto ha sido tal, que tan sólo en la CDMX la plataforma Airbnb, señala que, en 2020, el número de estancias reservadas con más de un mes de duración aumentó 30% en comparación con las de 2019. Por este motivo, en 2022 el gobierno capitalino signó una alianza con la compañía Airbnb y la UNESCO, con el objetivo de atraer a los nómadas digitales.
Sin duda, la estancia de extranjeros por largos periodos de tiempo genera grandes beneficios económicos, de aquí que en muchas ciudades se busquen generar condiciones para atraer este tipo de población. Sin embargo, el incremento significativo de “nómadas digitales” ha propiciado en el ámbito urbano al incrementar el costo de las rentas de vivienda. Cada vez es más común que se propicie la desocupación de edificios de departamentos que eran habitados desde hace años por familias o personas de la tercera edad, para ahora rentarlos bajo el esquema de plataformas como Airbnb a extranjeros “nómadas digitales”.
Este fenómeno incentiva lo que se ha venido a llamar “gentrificación” para calificar el proceso de expulsión de población por residentes extranjeros, cambio de los giros comerciales del barrio o la colonia por restaurantes de alta cocina y de diferentes países, así como bares y espacios recreativos enfocados a esta población “flotante” de altos ingresos.
Morelia, como otras ciudades de Michoacán, presenta ventajas competitivas en este mercado de los “nómadas digitales”, aunque su potencial aprovechamiento se ve condicionado por la inseguridad prevaleciente en la entidad. Aun así, se demanda la generación de políticas en materia de vivienda que permitan aprovechar las ventajas señaladas, y disminuir los efectos negativos ya observados en otras ciudades, antes de que se convierta en una realidad de la dinámica urbana y sea demasiado tarde.
Ver más opiniones de nuestros columnistas