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Mexicana implanta en niño una oreja creada en laboratorio ¡con una rata!

Una nueva opción biotecnológica para tratar la malformación del oído externo conocida como microtia, que afecta el lenguaje y la autoestima de quien la padece, fue desarrollado por investigadores del Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra (INR).

“Se trata de sembrar y hacer crecer células de cartílago auricular de la propia persona afectada sobre una impresión tridimensional de forma y tamaño de una oreja, la cual se implanta en el paciente”, detalló la investigadora María Cristina Velasquillo Martínez.

La especialista en ingeniería de tejidos, líder del proyecto, explicó que un paciente de nueve años de edad fue beneficiado con esta nueva técnica: “Logramos que crecieran las células de cartílago (condrocitos) dentro de un biomaterial que se degrada en poco más de un año y que está aprobado por la FDA (Food and Drug Administration, de EU)”.

“Después de ocho meses de haberse realizado el primer implante de este tipo en el país y el mundo, el seguimiento ha demostrado que ha sido un éxito. Ya estamos cultivando células de tres pacientes que pronto serán implantados”, dijo Velasquillo Martínez, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.

La investigación comenzó con el desarrollo del cultivo de cartílago articular para lesiones en rodilla. Luego de pruebas de laboratorio, el equipo del INR pasó a la fase clínica y hoy tiene 50 pacientes implantados con condrocitos propios.

Con estos resultados Velasquillo Martínez pensó en la posibilidad de atender a pacientes con microtia que llegan al INR.

Mediante pruebas en ratones se comprobó que el nuevo cartílago auricular que se formaba se mantenía elástico.

El gran reto que siguió era tener una estructura tridimensional con la forma de una oreja. Fue cuando Luis Guillermo Ibarra Ibarra, ex director del INR, le dio la oportunidad de hacer una estancia posdoctoral en el Instituto de Medicina Regenerativa de la Universidad Wake Forest en Carolina del Norte, donde contaban con máquinas de bioimpresión y se pudo realizar el molde auricular.

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