«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión que no sabe qué va a pasar)
Había un país que andaba deambulando entre las calles buscando a quién pudiera decirle qué le deparaba el futuro. De adivino en adivino, nunca quedó satisfecho con lo que le decían, y la búsqueda del oráculo que le revelara su destino se volvió más desesperada.
Finalmente, llegó con una adivina que se hacía llamar «La Paca». Ahí le recibió diciendo que ella sí podría decirle qué transa con su futuro.
-Así nomás de entrada, te digo que tienes un futuro más alterado que la mente de alguien a quien le gusta la música agropecuaria. Tanto, que tu futuro no es tal.
-¿No? ¿Entonces? -preguntó el país desconcertado.
-Te lo convirtieron en pasado, y todo delante de tus ojos y con tu permiso.
-Pero yo no voté por eso.
-¿Ah, no? Entonces, dime, ¿qué haces vestido con una guayabera como Luis Echeverría, qué haces impulsando el petróleo a contracorriente de las energías limpias, qué haces impulsando el proteccionismo comercial en vez de la apertura que tanto bien te había traído?
-Le juro que yo no fui, yo no quería esto.
-Pero lo dejaste pasar, lo permitiste con tu valemadrismo respecto a tu propia vida democrática. Años de advertencias nunca sirvieron contigo. Tienes una vocación por el tercermundismo muy difícil de erradicar.
-Insisto: yo no quería este revival de los 70 ni de la Docena Trágica con José López Portillo. Yo no quería que regresáramos a semejante época, de las peores que he pasado.
-Nunca te quitaste el quiste de comunismo cubano que ahora ya es metástasis de dictadura con maximato. Gracias a la «nación hermana» del Caribe y a que nunca quisieron poner en paz a los enamorados de la dictadura tropical enviándolos a vivir a la cárcel verde de Castro, sus espías y propagandistas te hicieron mucho daño por dentro, y le dieron ideas a tu metástasis para poder expandirse sin estorbos. Siempre, insisto, con toda tu tolerancia.
El país lloraba quedito, pues ahora traía un dolorón de Poder Judicial, que estaban intentando extirparle con el método quirúrgico con corte de piedra poma sin anestesia.
-¿Recuerdas que varias veces pudiste detener a la metástasis y meterlo a donde corresponde, pero por cobardía y conveniencia política nunca lo encarcelaste, y en vez de eso le dabas premios?
-Ya ni le mueva. Las consecuencias me traen flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones.
-Ya te dejó sin dinero, sin seguridad, sin equilibrios democráticos, desbarató todo lo que otros mexicanos ilustres hicieron en décadas para encumbrar su propia corrupción, el culto a la personalidad, las alianzas con los narcos y perdonar a cuanto delincuente se le atraviese con el simple trámite de alabarlo.
El país se mesaba los cabellos, desesperado pero sin remedio para los problemas que dejó crecer con el cáncer tabasqueño.
-Y la metástasis deja de herencia a una títere que no sabe decir, hacer, actuar, pensar, activarse o hablar nada que no sea lo mismo que emana la enfermedad. Es la etapa terminal de tu metástasis, también permitida por ti y la poca importante que diste a la elección de estado que hizo el fraude multimillonario con el que impusieron a la marioneta.
Silencio sepulcral en la choza donde «La Paca» despacha. Sólo se oye el crepitar del fuego y los rezos a lo lejos de los fieles de la Santa Muerte.
-Estoy condenado…- musitó el país.
-Y de qué manera. Tanto, que eres ya el cadáver de un país democrático que alimenta a la gusanera que adora a la metástasis. Y todo es culpa tuya.
-¡Deja de decir eso!
-La verdad no peca, pero incomoda.
«La Paca» sintió lástima por ese país que se quedó siempre en el «ya merito» por sus pésimas decisiones y sus peores habitantes, traidores a él y a sí mismos.
-Cálmate. Llora todo lo que quieras, antes de que hasta eso te prohiban. Ve a vivir tu muerte de la mejor manera.
Vivir la muerte… ¿Se podrá más, tras el sexenio más sangriento de la historia? Claro que sí: la marioneta quiere ser mejor que su creador.
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