
Las inacabables funciones del circo de «Pejito» el payaso
«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión que hace circo, maroma y teatro para acabar el mes de manera decorosa)
El mesías es amante de hacer el ridículo con tal de ser el centro de atención, siempre. Perdió ante Calderón -así es, amiguitos; se lo dijo en su cara su propia encuestadora, luego inventó lo del fraude en su contra- y como no aguantó el berrinche, en 2006 se hizo nombrar «presidente legítimo», con banda presidencial patito, gabinete patito y dependencias «gubernamentales» patito con secretarios y todo, que lo único que hicieron fue cobrar por seguirle la farsa al mal perdedor.
Por cierto que el «gobierno legítimo» salió muy caro: Pejito, por sus divinos y aterciopelados, se autoasignó un sueldo por no hacer nada de 50 mil pesos; el sueldo de sus «secretarios» con el suyo significaban una erogación de un millón de varos de 2006 al mes por un invento inútil del traumadito, a la vez que ya estaba en marcha su esquema de exprimir dependencias y gobiernos del PRD exigiéndoles dinero ilegal arrancado a fuerza de los sueldos de los que sí trabajaban.
Cada hecho importante en que su desgobierno mete la pata, tiene que torcer la versión de la realidad y nos sale, siempre, con que él y sólo él es la víctima.
En los bautizos quiere ser el bautizado, en las fiestas exige ser la quinceañera; en la política, el centro de atención, y del Universo, el centro mismo del Big Bang.
Para ello recurre a teatros como la payasada de «entrega» de bastón de mando a la reseca Sheinbaum como defensora-chacha-sirvienta de la política de entronización de la corrupción y la depredación que el Iluminado dice que es su dizque transformación.
Como bien dijo el ex consejero presidente del INE, Luis Carlos Ugalde, es otra violación flagrante del mesías a la Constitución, papelucho que le importa una pura dos con sal al amante de la ilegalidad y la trácala. Esta tontería es inédita en la historia presidencial del país, y si Pejito quiere pasar a la historia, como payaso ya lo logró.
Es la primera vez que se ve al titiritero decirle a su monigote que es dueña de las cuerdas con las que la van a manejar, y la títere feliz por ello. Y todo con la distorsión de los rituales indígenas, esos mismos a los que por falta de empleos y por exceso de impunidad de narco, el mesías tiene muertos de hambre.
Nos dice Pejito el payaso que él ya cumplió como promotor de la cuarta deformación, y que ahora le toca a la abyecta Sheinbaum seguir la provechosa labor de depredación. Yupi, yupi. Como si nos chupáramos el dedo y no supiéramos que es un maximato en el que la Cecina Sheinbaum va a hacer únicamente lo que le ordene el que la impuso como candidata (como presidenta está por verse, y a estas alturas es dudoso).
En cuanto a la segunda pista del circo de «Pejito» el payaso, tenemos a Marxelo Ebrard haciéndole al ensarapado de que es rebelde y va a abandonar la secta porque de nuevo le vio la cara de guarín y lo traicionó, por lo que va a agarrar sus muñecas y se va a ir a jugar a otra parte.
Pero sucede que pese a jugar al cátaro de la fe pejista, el líder supremo de la mascotiza no sólo no le ha lanzado su veneno, si no que hasta lo impulsa a que sea candidato de «la clase media» desde Movimiento Ciudadano, esa clase social que alucina el líder porque no votan por él y sí lo harían (según él) por Marxelo y no por la Seño X.
Así que el acto de Marxelo es distraer y atraer votos para quitárselos a la hidalguense, aparentando que está tragando espadas encendidas en medio de una alberca de furiosas pirañas oficialistas que lo llaman traidor.
En la tercera pista está la propia títere, quien finge que no renunció al uso del cerebro para obedecer a un ignorante que le ordena hasta la hora en que debe ir a zurrar.
Las funciones del circo de «Pejito» el payaso son diario, a todas horas, y le salen muuuuy caras a la Nación.
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