Columnas

La razón de los amores

«La Grilla en Rosa» de Fabio  (versión cortita para grillar de volada)

No acaba de reponerse de cada uno de los demoledores reportajes del equipo de Carlos Loret acerca de las transas de sus nenes cuando, ¡sopas, perico!, que salen casi al mismo tiempo los reportajes que denuncian que el mesías, el impoluto, el incorruptible, el puro (espérenme, ya me ganó la risa), aceptó dinero del Cártel de Sinaloa en su primera campaña presidencial.

Y así lo pongo: él lo aceptó, pues su personero fue su infame chofercito Nico, Nicolás Mollinedo, que de chofer y huelepedos personal pasó a empresario multimillonario al mismo tiempo que el Iluminado iba ascendiendo en el poder y desviando más y más dinero, como documenta Elena Chávez en «El Rey del Cash». Y hay una frase matona del mesías: ninguna de las grandes transas de gobierno se hace sin que el presidente la autorice. ¡Zas, se describió!

Con esa lógica, ya se sabe que la red de corrupción de los nenes tiene la supervisión de papito Peje; no hay trácala de la que no se desvíe la respectiva lana para el aspirante a dictador; desde siempre se usó el mecanismo de mandar a otros en nombre del Peje para pedir lana en su nombre. Eso está más que documentado en diezmos, descuentos a fuerzas, moches y robos en despoblado de parte de la secta antes de ser morena y ahora que ya lo es.

Los reportajes de Tim Golden (doble Premio Pullitzer) y de Anabel Hernández en ProPublica y en Deustche Welle dan cuenta de cómo la DEA documentó la trácala de recibir narcolana con la promesa (cumplida a cabalidad, como hemos visto en este sexenio) de dejar a los narcos hacer lo que Sor Juana Inés de la Cruz llamaba «su chingada gana». Nicolás Mollinedo fue quien recibió la lana, y claro que el nene no actuaba por su cuenta recibiendo sobres amarillos, como no lo hicieron los Pejehermanos ni los Pejendhijos, si no que les probaron que la lana terminó en los bolsillos del mesías.

Tan transa, tan chillón y tan predecible, el dios de la perrada salió este miércoles a lloriquear que lo publicado no es cierto, que la DEA es más chismosa que Liz Vilchis, que qué poca máuser, que es falso, que es mentira, que no hay pruebas. Lo curioso es que con menos que eso acusan a Genaro García Luna de muchas más cosas, ya hasta de la extinción de los pájaros dodo; que nunca ha recibido ni va a volver a recibir más narcolana de los parientes del Chapo.

Cierro esto con el tweet del periodista Rubén Cortés: «Llama señor al capo, porque es irrespetuoso decirle Chapo; liberó al hijo, rendía pleitesía pública a la matriarca, gestionó visas en EU para que pudieran visitar al señor en la cárcel, ha ido 7 veces al bastión del cártel, redujo a nada el trabajo de la DEA aquí. Son los hechos».

A ver, desmientan eso.

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