Columnas

La marcha chupón para el bebé

«La Grilla en Rosa» de Fabio  (versión libre de acarreo, torta y Frutsi)

1500 millones. Esa es la cifra que habría costado sobarle el complejo de inferioridad al pobrecito Iluminado que tanto se ofendió por la marcha ciudadana que defendía al INE. 1500 millones desviados de todos lados y de todos los presupuestos para la marcha chupón para que deje de llorar el bebé geriátrico berrinchudo.

Llenaron Twitter de fotos de pena, selfies y mucha supuesta alegría de estar de acarreados y borregos de una marcha que le costó una lanota al país para alabar sólo a un tipo que le queda muuuuuuuy chiquito a la Presidencia de lo que queda de la República.

Hubo miles de fotos de idiotas que echan porras porque les conviene tener hueso en una administración tan mediocre. Destacó una, de una tal Andrea Chávez, una diputada oficialista con cejas de muppet que no puede escribir correctamente, pues cree que los signos de puntuación no son necesarios. Este es el resultado:

Además de mostrar el nivelazo que se traen en respeto a la ciudadanía y a la divergencia de opiniones, no puedo más que estar de acuerdo con la segunda parte de su letrerito. Es la primera vez que esta zalamera tiene razón en algo.

No perderé el tiempo tratando de destacar a alguien más, porque estas Olimpíadas de la Lambisconería estuvieron muy competidas. Lo lamentable fueron las pruebas del acarreo y compra de voluntades a la vista de todos, como la escoba parada Claudia Sheinbaum repartiendo en persona la torta a una bola de tarados que aceptan que los compren tan barato.

De risa ajena: la megaarchisuperdupersupercalifrigilisticaespialidosa marcha, la mayor y más espontánea del universo de los acarreados, no llenó el Zócalo, una tara del pejismo que tienen muy arraigada.

Dentro del pequeño criterio del oficialismo, creen que llenar de borregos la Plaza Mayor es señal de buen gobierno. Cosas a las que se llega a creer cuando el cerebro funciona a medio gas por falta de ácido fólico y por exceso de mañaneras.

Y no sólo no se llenó, si no que se documentó como la borreguiza que a fuerzas fue a echar porras, so pena de perder empleos o pagos que son obligaciones institucionales, dejaron el Zócalo cuando el nene ruco estaba todavía enumerando sus más de cien «logros», esos que sólo existen en lo hueco de su cabeza.

El detalle de risa loca: dice que su manera de desgobernar tiene nombre. Agárrense: se titula «humanismo mexicano». Un humanismo muy cabrón que deja morir a los mexicanos de delincuencitis organizada aguda, por falta de medicinas, por falta de tratamientos, de pobreza, de hambre…

En resumen: no hubo sorpresas, pues fue una marcha de comprados, para que el acomplejado se sienta grande en su minúscula burbujita en la que se cree el Héroe Patrio Superior.

Me quedo con lo que escribió el perredista Guadalupe Acosta Naranjo: «Gracias por dejárnoslo claro. No son tan fuertes como presumen. Si hacemos lo correcto, los vamos a derrotar en 2024. Depende de nosotros, de nadie más».

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