Columnas
La inclusión psicológica en diversidad sexual
«Somos nuestra memoria» de Boris González Ceja
Históricamente los grupos sociales minoritarios han luchado por visibilizarse, por hacerse escuchar. Tal es el caso de la población diversosexual, que ha padecido lastres como la discriminación, el linchamiento social, y la falta de atención de salud mental por estigmas y discriminación.
Llama la atención el reciente asesinato del magistrado Ociel Baena en una situación poco clara; el Estado mexicano sigue lavándose las manos con tan lamentable hecho, al afirmar que se trató de un crimen pasional, sin siquiera concluir la etapa de investigación y sin presentar un informe amplio en torno al tema con un análisis del contexto. Lo lamentable del caso es que no se trata de un hecho aislado, ese sector poblacional, como muchos otros, ha padecido violencia extrema y exclusión psicológica.
Es imperativo que en este tipo de asesinatos, las autoridades lleven a cabo una investigación con perspectiva de género, que permita aclarar todas las dudas en torno al caso, y que no se continúe revictimizando, práctica común en nuestro sistema de justicia que esta hecho para el mejor postor.
Considero que un paso importante para lograr visibilizar y atender las necesidades de ese grupo poblacional es saber cuántos son, cuáles han sido sus vivencias, sus experiencias y principales problemáticas, como un paso para lograr su inclusión psicológica.
En nuestro país, de acuerdo con el Inegi, 4.6 millones de personas, es decir, el 4.8 por ciento del total de la población, tiene una orientación sexual LGBTI+; de este universo, 1.9 millones son hombres y 2.7 millones de mujeres. El mayor porcentaje de esta población se identifica como bisexual (51.7%); gay u homosexual (26.5%) y lesbiana (10.6%).
A casi un 10 por ciento de ese sector poblacional, les obligaron a asistir con un psicólogo, médico, autoridad religiosa, otra persona o institución, con el fin de corregirle. Es importante subrayar que en México las terapias de conversión están prohibidas y como psicólogos no respaldamos esas acciones, entiendo como terapia de conversión a las sesiones psicológicas, psiquiátricas, métodos o tratamientos que tengan por objeto modificar, obstaculizar o menoscabar la expresión o identidad de género, así como la orientación sexual de la persona.
Muchos padres sufren por las elecciones de sexualidad de sus hijos, pero es un dolor innecesario, ya que las personas no solamente van a decidir con la información y la formación obtenida, sino que es un derecho la elección sexual, que parte del lenguaje y la riqueza emocional.
Más del 20 por ciento y en algunos casos casi el 30 por ciento de los encuestados declararon que durante su infancia hasta los 11 años, se sintieron diferentes a la mayoría de los niños de su edad por su forma de vestirse o arreglarse; sus gustos o intereses; su forma de hablar o expresarse; o sus modos o manera de comportarse.
-Pensamientos Suicidas
Si los problemas de salud mental tiene amplios alcances entre la población en general, tal fenómeno se recrudece entre la población diversosexual: el 26.1 por ciento de ese sector vulnerable pensó alguna vez suicidarse. El 14.2 por ciento lo intentó, debido principalmente a problemas familiares y de pareja; problemas en la escuela, y problemas de salud. El 14 por ciento fue debido a problemas por su orientación sexual o identidad de género. En contraste, sólo el 7.9 por ciento de la población heterosexual tuvo pensamientos suicidas, en tanto que el 4.2 por ciento intentó hacerlo.
Este tipo de información podría ser una guía para nuestras autoridades, quienes con base en datos duros y estadísticos, deberían fortalecer y/o diseñar políticas públicas que coadyuven con el desarrollo personal y psicológico de las personas, en vez de andar saquenado los recursos públicos; hablamos de acciones específicas, medibles, que permitan la prevención de enfermedades y el sano desarrollo de todas y todos, en especial de sectores vulnerables como el que se expone.
Más allá de creencias o convicciones morales, es importante que la voz de todos los sectores sea escuchada, generar empatía por el otro es tan necesario en una sociedad cada vez más inmersa en el individualismo, el nihilismo y la violencia.
La inclusión psicológica en diversidad sexual no es una dadiva, es una demanda social y familiar; si las personas tienen pena porque otros no son iguales a ellos, el problema es de quien tiene pena, y los psicólogos podemos ayudarles para darles una terapia de aceptación y compromiso consigo mismo.
Causas y azares…
• Hay Estados como Guerrero donde el IMSS Bienestar ya comenzó a basificar a su personal eventual, pero hay otros como Michoacán donde las plazas no se ven o se están entregando a los amigos y familiares de los directivos de salud, porque el personal eventual sigue precarizado. Ojo allí, que el dinosaurio no se ha ido.
Hasta la próxima, que Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
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