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Inocente, pobre amigo, ya sabía que iba a sufrir

«La Grilla en Rosa» de Fabio  (versión testimonial de la porqueriza oficialista)

Esta columneja tiene una característica por sobre las otras ediciones: la voy a ir haciendo conforme transcurra la tarde de este 6 de septiembre, esperando la formalización del dedazo velocidad Tren Maya que concluye este día: el nombramiento a huevo de la Cecina Sheinbaum como la heredera de las cuerdas con que la va a manejar su titiritero.

Tenemos tres años con este teatrito, desde que ese que algunos creen genio estratégico se le ocurrió que era bien chido abrir los juegos del hambre de hueso con casi tres años de anticipación, debilitando a los participantes y debilitando a la secta que fundó. Los resultados saltaron a la vista: hubo más irregularidades que en un concurso de belleza, se gastaron innecesariamente fortunas desviadas del erario para promover tanto a la reseca favorita del mesías como a los extras de su charlotada, y al final todo recaló en el dedazo que ya estaba más que previsto.

Lo que ha llamado la atención, por lo iluso que se muestra, es la actitud de Marxelo Ebrard, a quien por tercera vez el mesías le ve la cara de guarín y lo vuelve a traicionar con las candidaturas prometidas y no cumplidas. Diría nuestro gay favorito, Juan Gabriel: «Inocente, pobre amigo, no sabe que va a sufrir. Sobre aviso no hay engaño, se muy bien que ya te vas…»

Si Ebrard en serio tiene tantitita vergüenza, desde hoy mismo se iría con sus chivas y paleros a otra parte (con los corruptos de Dante Delgado ya lo están esperando gustosos) tras de que el mesías van 3 veces 3 que lo traiciona: en 2000, cuando el babotas Ebrard le cedió el lugar como candidato a jefe de gobierno para al mesías; en 2012, cuando las «encuestas» internas del PRD favorecían a Ebrard en vez de al eterno candidato, pero este amenazó con hacer uno de sus berrinches si no le daban la candidatura presidencial porque según él había ganado, y ahora, pese que habían pactado que ahora sí sería el chido presidencial.

Con ese historial, se deduce que Ebrardcito, quien estableció relación con el Iluminado tóxico desde que era el encargado de llevarle las maletas de dinero de sus sobornos por parte de Carlos Salinas de Gortari y del gobierno federal (no habían pensado aún en los cómodos sobres amarillos) en la gestión de Manuel Camacho Solís, o es muy iluso o (que me disculpe Santa Apapucia) muy pendejo, si cualquiera puede intuir que le iban a hacer de chivo los tamales electorales.

Este miércoles, en que incluso por la fuerza les impidieron entrar a atestiguar las votaciones, los marcelos se dan cuenta de que, ¡oh, sorpresa!, todo se planeó siempre en favor de la candidata cuya mayor gracia es reír enseñando todas las encías -guácala-. Ah, qué mi amigo, como diría un tío del rancho que así dice cuando no quiere decirle más feo a su interlocutor.

Por lo pronto, la mascotiza no lo baja de traidor por pedir democracia en el proceso de dedazo. O sea: o es dedazo, o es democrático. También tú, Marxelo, ya ni sabes lo que pides.

Y ya cuando nada parece peor, que se burlan del proceso la Señora X y hasta Alito Moreno. Cuando hasta el dino mas jurásico te carga calor, es que en serio hiciste más cochinadas que ellos, que las inventaron desde el PRI.

Por cierto, en vía de mientras no olvidemos las transas y vidas que debe Marxelito, para que no se vayan con la finta de que es el mejor candidato del mundo. Me remito a una columneja publicada hace unas semanas: https://nsintesis.com/ahora-resulta-que-marxelo-hasta-virtudes-tiene/ 

Mientras, Marxelín ya dijo que está fuera del proceso y que será hasta el lunes que viene cuando decida a que Movimiento Ciudadano se va a ir con todo y chivas.

Con eso, ya dejó la vía abierta a la Cecina Sheinbaum, que llega deplanamente deslegitimada, primero por el descarado y carísimo dedazo junto con la pantomima de elecciones internas, y enseguida por las denuncias de trampas oficiales por parte de Ebrard, a quien la mascotiza no baja de traidor (claro, para eso les pagan).

Una verdadera porquería, muy al estilo morenista. Digo, a menos que esperaran ustedes alguna otra cosa.

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