Yurisha Andrade Morales*
El domingo 4 de junio habrá elecciones en Coahuila y Estado de México. Se trata de elecciones locales históricas organizadas por el INE y los OPL de ambas entidades federativas con la normativa electoral que no incluye disposición alguna del llamado plan B. Son relevantes porque constituyen el preámbulo de los procesos electorales concurrentes 2023 y 2024, cuya elección principal será la sucesión presidencial con la movilización y la discusión políticas que entraña.
Conforme a los datos difundidos por las autoridades electorales, los cargos que se renovarán incluyen las dos gubernaturas que siempre han estado en manos del Partido Revolucionario Institucional y el Congreso Local de Coahuila que se integra por 25 diputaciones, 16 que son electas por el principio de mayoría relativa y 9 por el de representación proporcional. Ambas entidades suman 15 millones, 082 mil, 757 personas inscritas en las listas nominales de electores; 2 millones, 366 mil, 409 en Coahuila y 12 millones, 716 mil, 348 en el Estado de México.
De acuerdo con los números de las listas nominales definitivas, el INE programó instalar 24 mil, 562 casillas para recibir el voto de la ciudadanía. 4 mil, 060 se ubicarán en Coahuila y 20 mil 502 en el Estado de México, para lo cual se requerirá capacitar y designar a poco más de 171 mil funcionarios que saldrán de entre las personas inscritas en los listados de electores de cada sección electoral, para lo cual la autoridad seleccionó a 4 mil, 914 capacitadores y 820 supervisores que apoyan el trabajo de la logística electoral.
Ambas entidades han dispuesto lo necesario para el voto de las y los mexicanos residentes en el extranjero que podrán ejercer su derecho en forma electrónica, por internet o a través del sistema postal. Veremos más adelante cómo cierran las cifras en este rubro. En materia de debates se programaron dos por entidad, habiéndose celebrado ya los dos primeros, con el propósito de confrontar las propuestas y perspectivas de las diversas candidaturas, pero también con la idea de formatos más ágiles que permitan el intercambio de argumentos y la participación del público.
La ciudadanía coahuilense y mexiquense se encuentran en la antesala de lo que serán dos elecciones históricas, pues se trata de entidades que aún no conocen la alternancia política, los últimos bastiones electorales del PRI, con las implicaciones que los resultados podrían tener rumbo al 2024. Estado de México, con independencia de los colores que obtengan la victoria, será gobernado por primera vez por una mujer. Coahuila seguirá gobernada por un hombre, es la tierra de Venustiano Carranza, quien fuera gobernador en la época del presidente Francisco I. Madero, y desde donde lanzó el Plan de Guadalupe en contra del usurpador Victoriano Huerta.
Lo deseable es que en ambos estados continúe la secuencia de procesos electorales impecables, organizados con altos estándares de calidad, tanto por las autoridades administrativas y jurisdiccionales que intervienen. Están dadas las condiciones para ello y se requerirá, también, de la más amplia participación de las y los electores, quienes en un clima de libertad podrán ejercer su derecho a decidir quién debe gobernar sus entidades federativas, después de valorar responsablemente las propuestas que conozcan durante el desarrollo de las campañas.
Los actores políticos, por su parte, deberán demostrar sensibilidad para respetar las reglas del juego, sobre todo, para aceptar los resultados que, con transparencia, imparcialidad y certeza, den a conocer las autoridades. Nada sería más benéfico para nuestra democracia, que la celebración de las elecciones de Coahuila y Estado de México sean una fiesta cívica al amparo de las normas establecidas y con la madurez de los actores políticos para aceptar los resultados que les favorezcan y, sobre todo, para respetar los que no les favorezcan.
*Magistrada del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán
@YurishaAndrade
