Ver un manto acuífero es un espectáculo digno de admirarse, pero ver uno con agua cristalina y limpia, incluso lista para beberse, es un evento que recordarás largo tiempo.
El lago de Camécuaro, localizado a 14 kilómetros de la ciudad de Zamora, en Michoacán, México, fue declarado parque nacional en 1940 por el entonces presidente Lázaro Cárdenas en un esfuerzo por conservar el patrimonio natural de este sitio que alberga el endémico ciprés mexicano, mejor conocido como ahuehuete. Estos árboles, además de formar la orilla del lago, cobijan el parque con la sombra que producen sus enormes troncos y ramas, dignas de escalarse por lo menos una vez durante tu estadía.
Las opciones para hospedarse van desde cómodos cuartos de hotel con vistas agradables, hasta campamentos a las orillas del manantial, idóneo para quienes gustan de viajar con mochila al hombro e improvisar su estadía.
Aquí, la comida también puede ser una aventura, pues a pesar de que existen diversos restaurantes y puestos de alimentos preparados, también existe la posibilidad de comprar y cocinar tu propia comida dentro del parque, pues hay asaderos y parrillas alrededor del lago listos para ocuparse.
Otra de las posibilidades es realizar un pequeño servicio comunitario –ayudar con la limpieza del parque– a cambio de poder pescar algunos de los diversos crustáceos que viven en el lago.
Entre las actividades a realizar, se encuentra el remo y la natación en las aguas cristalinas y frescas; siempre se toman las precauciones necesarias, aunque es necesario recordar que el suelo es fangoso y en algunos lugares alcanza una profundidad de unos 6 metros.
También existen pequeñas albercas naturales con agua caliente formadas entre las raíces de los ahuehuetes, las cuales brindan privacidad. La extensión del parque no solo abarca los lagos cercanos a la entrada principal, pues existen también otras rutas que permiten dar largas caminatas en los sitios menos concurridos.
Por: Marissa Espinosa (ngenespanol.com)