Morelia, Michoacán. La visita del Papa Francisco a Morelia ha colmado nuestras expectativas sobre el número de personas que vendrían a escuchar su mensaje y en otros aspectos, indicó el padre Rubén Hernández Colín, Coordinador de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Morelia.
Lo que esperábamos se cumplió incluso “muy por encima de ciertas limitaciones que tuvimos” y que superamos con alegría y compromiso, expresó el religioso a propósito de la magnitud del evento, del cual por cierto participó una comisión de 40 mexicanos que padecieron los atentados recientes en Egipto, tras su petición a la Nunciatura Apostólica para compartir la eucaristía en el Estadio Venustiano Carranza.
La presencia de Su Santidad cumplió, además, lo que esperábamos “en cuanto a la logística y a la organización; así como en la proyección que se buscaba del mismo estado” de Michoacán, comentó el coordinador comunicacional de la Arquidiócesis.
La visitan de este 16 de febrero anterior atrajo no sólo un gran número de visitantes –“simplemente hay que ver todas las personas que había en las calles”– añadió, sino también un estado de fe en la gente.
En otro sentido, el padre Hernández Colín expuso para la grey católica michoacana el mensaje del Sumo Pontífice no implica una solución “de los problemas de nuestra entidad, de nuestra ciudad”, pero es fuente de motivación para “seguir trabajando por un Michoacán más próspero y en paz”.
Las palabras del Papa Francisco nos han llevado, dijo, a “tomar conciencia de que nosotros somos instrumentos o protagonistas de este cambio” que se necesita para un estado que históricamente ha debido pasar ciertas coyunturas.
Y esto anterior no es sólo para la Arquidiócesis de Morelia, sino también “para todos los bautizados; para todos los creyentes y no creyentes, para los que somos sacerdotes y religiosas, para todos los políticos o cualquier otro gremio”.
El mensaje fue claro: “Que no nos quedemos en la conformidad, cruzados de manos ante todo esto que nos ha acontecido, sino que trabajemos por ser mejores, protagonistas y mensajeros de la paz que tanto buscamos”, concluyó el padre Rubén Hernández.