
Queridos lectores de la Columna Pluma Jurídica, hoy es el último día del año 2025, un capítulo anual se cierra y otro más se abre al menos numéricamente, y esperemos que, con la participación de todos, la historia en este año nuevo 2026 que está próximo a comenzar, cambie, y se trate de un nuevo amanecer, de la oportunidad de un nuevo despertar. El año 2025 en materia de seguridad pública y justicia trajo grandes desafíos, a nivel nacional la ola de la violencia y desapariciones de personas no paró, el cambio de partido político es estas materias no trascendió, una transformación real positiva tampoco se ha visto en algún sector (salvo algunos apoyos económicos raquíticos que se otorgan a las personas de la tercera edad y a jóvenes) convertido en paternalismo y no en cambio estructural de desarrollo o apoyo integral. En materia de seguridad pública, la capacitación y certificación a policías municipales que son el primer contacto, así como el fortalecimiento a la investigación para la prevención y no para la reacción o para la persecución, otro año más que quedó pendiente. Dotar de un servicio civil de carrera a las policías de investigación, menos se cumplió, pues cambian a los elementos como políticos llegan a las áreas de seguridad y procuración de justicia. En cuanto a la autonomía de las fiscalías, mejor no hablamos, las designaciones en las titularidades tanto en la Fiscalía General de la República como en las fiscalías locales, siguen siendo personajes políticos allegados a los gobernadores o Presidencia de la República. Por lo que ve al Poder Judicial, este año se le dio muerte a la división de poderes, pues lo que nunca imaginamos politizar el poder judicial, en perjuicio de la sociedad, que supuestamente salió a votar, cuando todos sabemos lo que ocurrió (con sus excepciones de jueces y magistrados de carrera que no tenían por qué someterlos a un voto popular). Muy poco que celebrar este año 2025 en estas dos materias tanto en Seguridad Pública como en justicia, salvo los logros que tienen los propios colectivos, abogados litigantes y algunos valiosos servidores públicos que con gallardía hacen honor a su labor y logran con presión y trabajo algo de justicia más con su propio esfuerzo y recursos que con apoyo institucional (no hay hojas, no hay computadoras, no hay unidades vehiculares, ni suficiente personal en las policías, ni en las procuradurías, como tampoco en los juzgados). Este año nuevo 2026 que comenzará en unas horas, es una nueva oportunidad para despertar y reflexionar, es éste el país el que queremos?. El sistema económico, el sistema de seguridad pública, el de procuración de justicia y el judicial se encuentran bajo el escrutinio social. La participación de toda la sociedad es importante, el cambio de mentalidad de los mexicanos debe cambiar y regresar a los verdaderos valores de honestidad, vocación, servicio, profesionalismo no deben sucumbir, el sueño de tener un verdadero estado democrático de derecho y división de poderes deben regresar. La protección a los derechos de niñas, niños y adolescentes (NNA) sin ideologías sin confundir la identidad biológica de los NNA debe priorizarse y demandarse ante instancias internacionales. El derecho a la vida desde la concepción como lo estipula el artículo 4.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos, debe protegerse. El derecho a la libertad de expresión y religiosa deben respetarse como derechos humanos de carácter universal y como lo estipulan los tratados internacionales como lo es el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, y no solo como los interpreta un grupo disidente que tiene problemas con sus ideologías radicales. Cómo le explicamos a la sociedad que el terrorismo en Coahuayana no lo es, y que el reportaje de un periodista de Veracruz, si lo es, al menos en la formulación de imputación de la Fiscalía de Veracruz. Todos estos derechos están en entredicho, mexicanos y abogados defendamos y levantemos la voz. Feliz año 2026.




