Columnas

El increíble Circo Circo Mexicano

«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión cirquera)

¡Pasen a ver el espectáculo más patético del mundo! ¡Pasen al ver al país con la vocación tercermundista más acentuada del planeta! ¡Pasen al reino de la mediocridad y del menor esfuerzo! ¡Pasen al Circo Circo Mexicano!

¡Vean cómo el payaso Narquito se apodera de la silla presidencial, que piensa que es el obsequio de las escrituras del país a su nombre! ¿Ya vieron qué destreza tiene Narquito para no trabajar? La iguala con su pericia para robar como carrancista y buscar pleitos inútiles con todos y para todo. ¡Es el payaso güevón más adorado del mundo! ¡Un aplauso para Narquito!

Claro que Narquito no está sólo: en el Circo Circo Mexicano tenemos un amplio elenco que le hará llorar, pero no de emoción ni de risa; le hará llorar por conformista y tibio, por no actuar a tiempo, por dejarse comprar con la lana que Narquito robó a quién sabe quién más. Pero sigamos con el elenco de este espectáculo.

Veamos, por ejemplo, a la Muñeca Fea, quien por medio de un gracioso fraude electoral que nos quieren hacer olvidar y pasar por alto fue impuesta como la sucesora en el trono del Circo Circo Mexicano. La muñeca, de mañas comunistas, es un pedazo de trapo que hace, dice, piensa, se mueve y opina solamente y solamente lo que le ordena Narquito. ¡Es el mejor acto de ventriloquía del mundo: el Maximato de la Maxigata!

Pero tenemos más. ¿Han oído hablar del pensamiento de colmena, como las abejas que se comunican todo telepáticamente? En la Narquitosecta se funciona igual, pero en vez de telepatía usan el olor de excrecencia del cerebrito del líder del circo, y con ese efluvio se guían para destruir y robar todo de acuerdo a lo que diga el payaso al frente del Circo Circo Mexicano.

Lo anterior explica la carísima multitud de zánganos que no critican ni de broma las órdenes que les mandan (sin importar la  ahora inexistente división de poderes) desde Payasio Nacional, porque Narquito se enoja cuando lo desobedecen o le llevan la contra, y tiene que salirse con la suya o la nena hace berrinche.

En aquella pista inundada de aguas negras tenemos a los fieles votantes de Narquito, quienes vendieron el país de todos a la secta votando a su favor a cambio de dádivas que más pronto que tarde van a dejar de pagarles por falta de dinero.

Por este lado, el impresionante número del Hombre Fuerte del País. No, no es Narquito (que es sólo un acomplejado que abusa de la posición para vengar todos sus traumas): se trata de Malandro el Invencible, titán de las ilegalidades que compró a Narquito para que trabajara para él, razón por la que Malandro es el rey de facto de varias partes del Circo Circo Mexicano.

Notarán que hay muchos floreros, adornos inútiles, triques viejos y demás rellenos en las gradas. Eso se debe a que la inmensa capacidad, destructiva toda ella, de Narquito da para que quiera encargarse de todos los números que presenta este su Circo Circo Mexicano. Por eso vende los boletos, compra los votos, impone el gabinete, es la quinceañera en la fiesta y el bautizado en la misa de ocho.

¿Lo hace enojar el Circo Circo Mexicano? Aguántese. Con su actitud de «me vale gorro la política», su desinterés por su país y poco amor a su Patria es lo que permitió.

Para rematar al estilo del Circo Circo Mexicano a todos esos que no están de acuerdo con el show que se fue armando frente a sus narices y que no ayudaron a impedir: tejones porque no hay liebres.

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