Columnas

Consultas en el IMSS estilo 2023

«La Grilla en Rosa» de Fabio.  (versión yerbera)

-Buenos días. Vengo porque me caí y traigo el tobillo como torta cubana.

-Buenos días. Enseguida lo atendemos. Tenga su ficha y espere afuera del consultorio 12 del pasillo de hueseros. En un ratito lo dejan como nuevo con una sobada.

-¿Ya no hay traumatólogos?

-¡N’ombre! Esa es medicina aspiracionista y neoliberal. La onda de hoy es volver a lo tradicional, a las raíces de la mexicanidad, a lo autóctono, al México de a deveras, no contaminado por el asqueroso neoliberalismo.

-Pero… pues es que no creo que un huesero pueda atender correctamente el esguince que me duele más que los triunfos electorales vía el narco de Morena.

-Es que usted minimiza la capacidad de nuestro conocimiento indígena, que es bien fiera y le va a dejar la pata como si fuera corredor keniano, y en una de esas se vuelve usted un bólido, como nuestro Iluminado líder, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero, macuspaneado, no creado, consubstancial al Padre…

-¡Hey, hey, acá… Planeta Tierra llamando a Lunave! No se me distraiga.

-Perdón. Tuve un lapsus fanaticus y pensé que estaba en la hora de la lavado de cerebro. Le decía: tenemos un sistema de yerberos mejor que el de Dinamarca. Ayuda mucho que en ese país no haya yerberos, para conseguir tan noble propósito del desgobierno de la Cuarta Deformación.

-Bueno, ¿y mi tobillo? ¿Quien me va a curar?

-A usted lo va a atender Doña Eufrosina, egresada de la especialidad Niño Fidencio del Mercado Sonora, en la Ciudad de México, con doctorado en pomadas de mariguanol con árnica.

-¿En serio? ¿Y no piensan hacerme también una limpia?

-Ese es otro consultorio. Ahí tenemos a esa fiera de los trabajos de magia blanca y negra que es Don Procopio, que aplica como nadie las limpias con gallina negra estilo Catemaco y le puede pasar un huevo para sacarle las malas energías. Lo mejor es que Don Procopio le da el huevo después de la consulta y luego se lo puede comer con salsita mexicana. Ya ve que está carísimo.

-Sí, caray; que consciente es Don Procopio… Ya anda el precio en la órbita del satélite Morelos. Bueno, bueno, volvamos con mi tobillo. Urge que me curen, cada vez me duele más.

-No se acelere, porque entonces tengo que derivarlo con Doña Burgarda, sobadora que hace alineamiento de chakras a corazón abierto para aquellos pacientes que traen broncas cardíacas.

-Suponiendo que me atiendan hoy, ¿aquí me van a dar la medicina necesaria para bajar la inflamación y el dolor? Dolor que, por cierto, cada vez es peor.

-Uy, ahí vamos a tener un problema. La farmacia tiene apenas unos manojitos de epazote, y quién sabe hasta cuándo se regularice el abasto de remedios y medicina milagro que acostumbran los médicos alineados con las enseñanzas aztecas.

-¿Qué? ¿No hay yerbas para tecitos?

-No. Eso se debe a la incansable lucha de nuestro mesías contra los corruptos monopolios que acaparan la producción y distribución de cola de caballo, uña de gato, chaparro amargo, estafiate, peyote y ruda. Sin prueba alguna, como acostumbra en su gran sabiduría, se lanzó a prohibirlos sin sustituir la cadena de producción y distribución, y ahora no tenemos ni yerbabuena o manzanilla para hacernos un tecito mientras dejamos de atender gente por falta de insumos.

-¿Y, entonces, qué voy a hacer con mi tobillo?

-Pues puede esperar a Doña Eufrosina y comprar sus zacatitos en algún mercadito bien surtido del sector privado, o se aguanta a la mexicana sin curarse y le queda la pata chueca, en cuyo caso intervendría Doña Jovita, con maestría en la cátedra María Sabina de aplicación de hongos alucinógenos y enderezado de caballos y demás fauna, pues también cura animalitos.

-O sea, ni cura ni medicina.

-¿Pues qué esperaba, agente del conservadurismo? Es el IMSS del Bienestar.

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