
El eterno Pelé
«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión que amaneció un poquito pambolera)
Este 29 de diciembre el mundo perdió al mejor jugador de fucho de la historia, el Rey Pelé. Nada de que ese título pertenece a Lionel Messi, a Cristiano Ronaldo, a Ronaldinho y mucho menos al prepotente Drogadona. El Rey siempre fue Pelé.
Todas las proezas del futbol posibles fueron hechas en la cancha por el brasileño. El matiz lo pone el hecho de que no hubiese la infinidad de cámaras ni redes sociales que difundieran en tiempo real lo que hacía el Rey con los balones.
Todo lo que vemos ahora, Pelé lo hizo antes, y con balones de cuero pesadísimos, no con los balones ligeros con helio de ahora.
Pelé era noticia por sus hazañas en la cancha, no por escándalos fuera de ella, como acostumbran las estrellitas de ahora. Claro, eso no significa que estuviera ajeno a polémicas que nada tenían que ver con lo estrictamente deportivo. Tiene records imposibles de igualar, como ser el jugador debutante y campeón más joven en un Mundial, ser tres veces campeón del mundo, el mayor anotador de goles de la historia, y muchos más.
Ningún otro jugador pudo ser causa de la pausa de una guerra con tal de que ambos bandos en disputa pudieran verlo jugar. Eso sí lo consiguió el jogo bonito del Rey.
Por más que quisieron ver al prepotente e impresentable Maradona como mejor que Pelé, los hechos se impusieron. Allá aquellos que quieren ver y adoran como «dios» a un tramposo que se hizo el chistoso metiendo goles con la mano. Al que no conoce a Dios, ante cualquier buey se hinca.
México y Guadalajara dejaron enorme huella en el campeón, por ser la sede donde consiguió su tercer copa del mundo y hubo una gran relación que jamás se acabó.
Pelé no sólo fue orgullo y tesoro viviente brasileño. Lo fue del mundo, y grandes ídolos de otros deportes, presidentes y notables le admiraron.
El más grande y el mejor. Así de simple.



